Europa

En el 2009, Tana, mi hermana, me ayudó a realizar el viaje más largo, emocionante, complicado e irrepetible de mi vida.

Muchos mexicanos crecemos con la idea de que viajar a Europa es carísimo, la realidad es que dedicándole un poco de tiempo puedes encontrar ofertas maravillosas y paquetes muy completos para conocer varios lugares.

Tenía 27 años y Tana 25, íbamos con un amigo mayor que nosotros y una amiga de Tana. Conseguimos un tour español, CERO incluyente, la guía ni siquiera sabía que la persona con discapacidad y su acompañante no pagan boleto en los museos en ningún país, con algunos hoteles adaptados y otros muy complicados; la verdad no fue bueno para recomendarlo ni malo para quemarlo es por ello que omitiré el nombre del tour.

Mi hermana hizo todo lo que estuvo en sus manos porque yo la pasara bien, nos despertamos muy temprano para estar listas a tiempo, algunos días me ayudó a peinarme para salir linda en las fotos, procurábamos desayunar muy bien, si en el hotel había buffet nos guardábamos una manzana o un panecito de snack. Casi todo el viaje ella empujó mi silla, de pronto entraban al quite nuestros amigos o gente del tour. Tana me ayudaba desde la ida al baño, hasta a pararme y equilibrarme mientras tomaban las fotos.

En Toledo sufrimos porque llovió y entre ella y nuestro amigo empujaron la silla por todo el pueblo, francamente es un lugar que no le recomiendo a una persona en silla de ruedas a menos de que lleve silla motorizada. Como he mencionado en algún otro espacio Toledo, Roma y San Miguel son lugares a los que jamás volvería. Praga es un pueblo creo igual de complicado pero ahí si volvería.


Fotografiarse con los guardias del Vaticano es un privilegio exclusivo para las personas con discapacidad.